
Desde el Centro de Comercio, Industria y Servicios de Concordia no estamos sorprendidos, ya que hemos perdido la capacidad de asombro en cuanto a temas laborales/judiciales. Si estamos INDIGNADOS y no desde ayer cuando se conoció la noticia del cierre definitivo del muy conocido y valorado restaurante concordiense Lo de Vivi, ya que hace tiempo conocíamos la problemática que desembocó en esta situación angustiante no solo para la familia Urrutia-González, su fiel personal y sus familias, sino de la comunidad concordiense en su conjunto.
Situaciones como la relatada por sus responsables es cosa de todos los días, a lo largo y ancho del país, pero en Concordia parece haber una especial inquina hacia quienes tienen la osadía de contratar personal. No se trata solo de leyes vetustas, mas cercanas al mundo de trabajo de principios del siglo XX que lo que debería ser una legislación acorde a los tiempos que vivimos, sino también de mecanismos e interpretaciones de las leyes que indican una desprotección extrema de quien pretenda ser contratante de un trabajador. La balanza de la llamada Justicia, parece tener el mecanismo diseñado para inclinarse solo a un lado.
Ya el tema no es “sacarle dinero” a un empleador: es quedarse con su negocio, con el fruto del esfuerzo de toda la vida, con su trabajo y dignidad. Y no es solo eso, es también perjudicar, claramente, a los trabajadores fieles y honestos, que son una abrumadora mayoría.
Es imprescindible que la sociedad entienda que este no es sólo un problema de quienes tengan la valentía (o inconciencia…) de contratar personal y cumplir con la legislación vigente aunque eso no signifique la seguridad de no tener un juicio perdido de antemano, sino de TODA LA COMUNIDAD que ve como cada día es más complicado conseguir un empleo de calidad, que va a ser mucho más difícil mañana que hoy y que si se decide por emprender o fundar una empresa debe intentar un armado que no signifique la contratación de personal, a riesgo de que eso resulte en el fracaso o evitar su crecimiento y sustentabilidad.
Hace décadas que Concordia es considerada una ciudad hostil al empresariado, hostil hacia los generadores de trabajo, hostil hacia las inversiones productivas. Y así hemos pasado de ser una ciudad modelo desde lo productivo a ser siempre nombrada como una de las que encabeza el nefasto ranking de pobreza del INDEC. Décadas de estudios de factibilidad que indican que “no es recomendable” invertir en una ciudad asediada por juicios laborales con resoluciones claramente hostiles al empleador de turno.
Hoy Concordia también es una ciudad “anti PYME”, donde “aves negras” se ciernen sobre lo que queda de ellas, preparadas para el golpe final, sin darse cuenta que cuando no quede más ninguna empresa ni emprendimiento, ellas también quedarán sin sustento. La única “industria” exitosa, no solo no aporta nada al desarrollo de la ciudad, hace todo lo posible por seguirla degradando.
Es hora que se abandonen los prejuicios de décadas y los dogmas nefastos que nos han traído hasta aquí. Necesitamos leyes que aseguren no solo reglas acordes al siglo XXI sin también un trato justo e igualitario y que quienes sean los encargados de aplicarlas, ESTEN A LA ALTURA DE LAS CIRCUNSTANCIAS.
Será Justicia
Comisión Directiva – Centro de Comercio, Industria y Servicios de Concordia
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