Para quienes integramos el Centro de Comercio, Industria y Servicios de Concordia, hace unos días no sólo se ha ido un miembro de la Comisión Directiva. Nos ha dejado un amigo, una persona cálida, siempre interesado en ayudar. Un “soldado” presto a dar la próxima batalla, defendiendo siempre las causas que consideraba justas.
José Mario Doval ingresó a la Comisión Directiva del CCISC en el año 2016 y siempre se destacó. Dejó muy joven su Monte Caseros natal para estudiar en Concordia; posteriormente vivió en Buenos Aires, donde además de formar una familia fue ferroviario y sindicalista, ocupando cargos de relevancia y forjando su espíritu combativo.
Regresó a Concordia en los 90 continuando con su emprendimiento de venta de panchos iniciado en Buenos Aires, instalándose en distintos lugares de la ciudad para recalar finalmente en la Costanera donde su Mc Doval’s pasó a ser parte ineludible del paisaje y durante muchos años el único local que permanecía abierto todo el año siendo Mario uno de los pocos propietarios de la zona.
Siempre presto por colaborar, sobre todo en tiempos de inundación, fue uno de los fundadores de la Unión de Comerciantes de la Costanera desde donde, con su estilo vehemente, no dudaba en cuestionar los manejos de agua de la represa por mas que fuera objeto de criticas o solicitar acciones para que mejore ese gran espacio de la ciudad.
Mario era un tipo sencillo, que nunca abandonó su tonada correntina ni su forma simple de hablar, pero a su vez era una persona sumamente inteligente, preparado e informado quien solo paraba de trabajar unos días al año cuando se tomaba vacaciones.
Trajo al CCISC “sus formas” y levantaba la voz cada tanto, sin dar demasiados rodeos ni cuidar mucho las apariencias, siempre “picante” en sus comentarios; no tenía problemas de discutir de cualquier tema ni de dar la cara cuando fuera necesario como tampoco decir lo que pensaba a quien fuera. Pero por sobre todas las cosas, era el primero en extender una mano a quien lo necesitara.
Entendió la filosofía de la institución a la perfección y la defendía con vehemencia sin apartarse de ella ni “cortarse sólo”, verticalista como buen gremialista de ley. Cualquier gestión de la que se ocupara, se cumplía, cualquier reunión que hubiera sin importar día y hora, él estaba presente con activa participación. Su compromiso con el CCISC fue máximo, desde el lugar que le tocara.
Por mérito propio y elección de sus pares llegó a vicepresidente del EMCONTUR y a representar al ente en la administración del Aeropuerto Pierrestegui, todas tareas ad honorem como su labor en el CCISC, que le insumían un tiempo considerable, pero siempre buscando colaborar para tener una ciudad mejor. Por eso no dejaba pasar oportunidad de enfrentar a funcionarios y marcarles lo que considerara con franqueza y sin rodeos porque como siempre decía en estos últimos tiempos “yo soy Peronista, pero quiero que al gobierno municipal le vaya bien”. Una persona de bien y, sobre todo, LEAL.
Mario nos deja un gran y sorpresivo vacío. No estamos preparados para soportar su ausencia. Nos quedan muchas acciones pendientes que trataremos de ir resolviendo, ya sin su colaboración. En todos estos años, tanto él como su familia se ganaron un lugar en nuestro corazón que nunca abandonarán y un recuerdo eterno para un incansable luchador.
¡Te vamos a extrañar mucho, “compañero” Mario!